viernes, 24 de septiembre de 2010

Rinden homenaje al ministro Gudiño en la SCJN


Al homenaje luctuoso asistió el presidente Felipe Calderón, quien expresó sus condolencias a la familia del ministro José de Jesús Gudiño Pelayo y montó una guardia de honor junto al féretro


El cuerpo de Jesús Gudiño Pelayo estuvo por última vez en la sede de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), donde sus compañeros juristas le rindieron un homenaje en una sesión solemne en la que participaron los plenos del Consejo de la Judicatura Federal y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

La toga y el mallete que utilizaba para decretar el inicio y término de las sesiones de la Primera Sala que encabezaba, fueron entregados a su viuda, Yolanda Cícero de Gudiño, quien en compañía de sus hijos y nietos escuchó las palabras que le dedicaron a su esposo los integrantes del pleno del alto tribunal, ahora con diez integrantes.
En el salón de plenos también estuvieron presentes los ministros en retiro, Juventino Castro y Castro, Mariano Azuela Guitrón y Juan Díaz Romero, así como el presidente de la mesa directiva del Senado de la República, Manlio Fabio Beltrones y el ex secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont.
Con la ausencia del ministro retirado, Genaro Góngora Pimentel, cuyo periodo como ministro culminó el 30 de noviembre del año pasado, los compañeros de Gudiño Pelayo, a quien llamaban «Chucho», recordaron su trayectoria, anécdotas y bromas, y en especial destacaron su gran sentido del humor.
El presidente de la Suprema Corte, Guillermo Ortiz Mayagoitia dijo que José de Jesús Gudiño fue un juzgador mexicano que «dedicó su vida a la construcción de un país más justo», y «un gran mexicano preocupado por las libertades, por las garantías fundamentales».
En varias ocasiones, al hablar de su compañero de sesiones, a algunos ministros se les quebró la voz al recordar de las experiencias que vivieron juntos, algunos durante más de 30 años.
Fernando Franco González Salas Franco dijo que Gudiño fue «un gran hombre, un mexicano ejemplar», que recorrió toda la ruta de la judicatura hasta llegar a la cúspide que todo juez aspira.
Otros recordaron su conocido sentido del humor, las pláticas en los pasillos de la Corte y las charlas acompañadas de un té, como lo recordó Sergio Aguirre Anguiano, mientras que Ramón Cossío rememoró como Gudiño le llamaba maestro y fingía ser discípulo de éste.
Otros ministros hablaron de cómo la noticia de la muerte de su compañero, ocurrida el domingo pasado en Londres, Inglaterra, «no encontraba sitio en la conciencia» y cómo en dos ocasiones anteriores se había recuperado de dos infartos, que cada uno «constituía un nuevo desafío del que resultaba vencedor».
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea lo describió como un juez comprometido, honorable, con sensibilidad humana y social, abierto y tolerante, con ideas críticas, agudas y a menudo de vanguardia.
En un video preparado por el Canal Judicial, se mostró una semblanza del ministro ahora fallecido y se destacó su participación y postura en casos emblemáticos, como el de la matanza de Acteal, el de las indígenas otomiés, Alberta y Teresa y en sus más de 160 proyectos de dictamen de controversias constitucionales y acciones de inconstitucionalidad.
A Gudiño lo recordaron como un gran amigo, como un hombre de «eterna sonrisa» y lo despidieron con aplausos cuando retiraron el féretro con sus restos por la puerta del antepleno, por la cual entró y salió durante 15 años.

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