miércoles, 5 de enero de 2011


Punto de Vista
Mario Tassías

Si la negligencia se genera en las grandes empresas, no hay mayor eventualidad que una llamada de atención a los contables. Pero si la desatención con el pago de impuestos es en una micro o pequeña empresa o en la prestación de un servicio, el asunto se vuelve, por lo menos tortuoso o a lo mejor ingrato.
Eso ha ocurrido ahora que, de acuerdo con el artículo 29 del Código Fiscal de la Federación, a partir del 1 de enero de 2011, debe utilizarse la facturación electrónica. Para quienes saben, el procedimiento resulta casi rutinario, pero para aquellos que no tienen acceso a la electrónica, que apenas cuentan con elementales conocimientos contables, la medida es imprecisa.
"A los sabios, - dicen que decía Sócrates - hay que enseñarles mil veces para que comprendan. A los que no lo son, un poquito más" En el tema de la facturación electrónica al Sistema de Administración Tributaria, el famoso SAT le faltó llegar a muchos contribuyentes, sino cómo explicar que en las primeras horas laborables del nuevo año, haya gente "despistada" dicen con ironía, que aún no sepan que la facturación en papel, ya pasó al menos un poquito antes que a la historia.
Es cierto que la facturación electrónica, es un mecanismo de comprobación fiscal implantado en 2005, que se basa en el aprovechamiento de medios electrónicos para la generación, procesamiento, transmisión y resguardo de los documentos fiscales de manera digital. En lenguaje entendible eso quiere decir que el rimero de documentos en papel es sustituido documentación digitalizada que también cumple con los requisitos legales de los comprobantes tradicionales y garantiza, explican los del SAT, la autenticidad de su origen y la integridad de su contenido.
Visto a distancia la facturación electrónica, es más segura, reduce costos de facturación, da seguridad y rapidez en la emisión de los comprobantes, simplifica los procedimientos administrativos, rebaja el uso de papel, lo que contribuye a la preservación del medio ambiente; mejora el servicio al cliente; comprime costos y errores en el proceso de generación, captura, entrega y almacenamiento y permite un mayor control documental. Eso facilita al contribuyente una mayor seguridad jurídica y disminuye los riesgos de fraude y de evasión fiscal. Quien dijo que el manejo de un negocio, era cosa sencilla, se muere de risa.
Según el SAT, el cambio a la facturación electrónica, se llevará a cabo de manera paulatina y los "contribuyentes pueden optar por el esquema de facturación electrónica" Optar significa elegir, escoger, seleccionar, inclinarse, decidir, preferir, entonces ¿Cómo es que los impresores, solo cuentan parcialmente con el permiso para imprimir facturas o recibos? A ellos también "les cambiaron la pichada" dicen en el pueblo. Ahora pueden ofrecer en renta, computadoras y servicios de internet.
Visto lo anterior, es comprensible que el contribuyente se resista a entrar a la modernización tecnológica. Pasa que si no se le ha asesorado adecuadamente, divaga a dar un paso que es muy simple, pero que a los que no son sabios, se les vuelve "encabronadamente" complicado.

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