martes, 22 de febrero de 2011

Punto de Vista
Mario Tassías

Si no me hacen caso, me voy

Aunque no con esas palabras, Mugú retrata al personaje en el cartón publicado el lunes, 21 de febrero de 2011, en La Jornada.
A esa actitud, muchos de los seguidores de Andrés Manuel López Obrador le llaman congruencia. Vestidos de soberbia, aplauden la decisión de solicitar licencia a su partido en tanto dure el acuerdo con el Partido Acción Nacional para hacer una consulta en el Estado de México, que permitirá elegir al candidato para las próximas elecciones.
¿Cómo no hacerle caso si el ya eligió a Alejandro Encinas?
La decisión del tabasqueño rompe con la cohesión de su dirigencia partidista, si es que en algún momento ha existido, que pudiera tener una candidatura común que compita contra el elegido por el Partido Revolucionario Institucional.
¿Es que la dirigencia es traidora? Argumentan otros. Entonces por ello, ¿ya no merece respeto o por lo menos reconsideración?
Por supuesto que no es la primera, y tampoco será la última vez que AMLO pone condiciones para que se acaten sus decisiones. Su vida política ha estado llena de esos recursos que algunos interesados en el tema consideran como terquedad, o contumacia, otros dicen que es empecinamiento. En mi pueblo le llaman testarudez, tozudez y obstinación. Claro, el pueblo, esa figura en la que se refugian los políticos que tienen argumentos, seguramente que tiene su propia versión.
Hay quienes festejan la decisión y asumen que sin AMLO, el PRD y quien postule como su candidato en alianza con el PAN, perderá irremediablemente las elecciones en el estado de México. Otros que llaman a la reflexión piden que el tabasqueño reconsidere su actitud y si no es Alejandro Encinas el postulado, apoye a quien la consulta ciudadana determine. Suena lógico el razonamiento, lo que no saben o pretenden ignorar es que AMLO, ha tomado una decisión y difícilmente la cambiará, así le cueste como ya sucedió, la Presidencia de la República.
Acostumbrado a las tormentas partidistas, López Obrador no quiere ninguna relación con la dirigencia de su partido hasta que aquella no tome el rumbo, "Yo ya no quiero nada con los dirigentes del PRD que pactaron, transaron con Felipe Calderón no de ahora, sino de tiempo atrás y abandonaron completamente los principios que dieron origen al PRD". ¿Y por qué no se salió antes?
En ese contexto se desarrolla el proceso que desembocará en las elecciones mexiquenses, antecedente inmediato de la que será la verdadera lucha el próximo año. Ahí se juegan el futuro el actual gobernador, el mismo López Obrador que asume será nuevamente candidato presidencial y quien resulte de la selección, que lleva a cabo el PAN. Hay que agregar que este año también se elegirán gobernadores en Coahuila, Nayarit y Michoacán.
Ave de tempestades desde cuando militaba en el PRI, AMLO ha tomado la decisión en contra de lo que es considerado una alianza política antinatural. Todavía para muchos es incomprensible cómo dos ideologías encontradas como las del PRD y PAN funcionan con un objetivo común. Quizás por ello tengan razón quienes siguen a López Obrador. Lo que es inconsecuente es la descalificación a quienes se mantienen al margen de corrientes partidistas y que con su esfuerzo cotidiano, también contribuyen al desarrollo del país.
Con su actitud, el de Tabasco, vuelve a mostrar de qué material está hecho. El tiempo, el mejor autor que siempre encuentra un final perfecto, nos dará la respuesta y no falta mucho para conocer el desenlace. Por lo pronto y en tono sarcástico, más de uno comenta ¿Sabrá López Obrador que en México, no hay reelección? Porque a los mítines a donde va, sus partidarios lo presentan como presidente legítimo y hasta gabinete presidencial tiene.

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