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Punto de Vista
Mario Tassías



El acaparamiento de tierras, viola el principio de libertad de producción de alimentos. Atenta contra la seguridad de las personas y convierte a los acaparadores en usureros. A los campesinos en nómadas en sus territorios y a los menos favorecidos en hambrientos.
Con toda seguridad que esa no es la visión de de los ministros de agricultura de los 20 países más ricos denominado G20, que ahora discuten qué hacer con la volatilidad de los precios de los alimentos y la creciente crisis alimentaria. Eso ocurre en el marco de la reunión sobre agricultura del G20 que tiene como sede París, Francia, los días 22 y 23 de junio de 2011.
El Grupo de los 20, o G-20, es un foro de 19 países, más la Unión Europea, donde se reúnen regularmente, desde 1999, jefes de Estado (o Gobierno), gobernadores de bancos centrales y ministros de finanzas. Está constituido por siete de los países más industrializados y Rusia, más once países recientemente industrializados de todas las regiones del mundo, y la Unión Europea como bloque económico. Desde 2009 el G-20 ha desplazado al G-8 y al G-14 como foro de discusión de la economía mundial.
El dato exacto se escapa de los manos, pero millones de hectáreas de tierra fértil, junto con sus respectivos recursos de agua y otros beneficios para la humanidad, hoy son acaparadas de las manos de campesinos, ganaderos nómadas, pastores, pescadores y pueblos indígenas, para convertirlas en operaciones masivas de explotación agrícola por parte de inversores privados que quieren producir alimentos o agrocombustibles para los mercados internacionales y dejan en estado de indefensión a quienes milenariamente han vivido del producto de su sudor regado en los surcos. En consecuencia, se echa de sus tierras a millones de familias campesinas y otros pueblos rurales e indígenas, a quienes se les priva del derecho de producir sus alimentos.
Esta amenaza será contrarrestada por más de 500 organizaciones de la sociedad civil provenientes de diversas partes del mundo, incluyendo movimientos campesinos, grupos de mujeres y organizaciones no gubernamentales, en torno al "Llamamiento de Dakar contra el acaparamiento de tierras" en respuesta a la convocatoria germinada en el Foro Social Mundial celebrado en Dakar en el pasado febrero.
En una importante conferencia académica sobre el acaparamiento de tierras celebrada a principios de año en Brighton, Reino Unido, se presentaron estudios de investigación de más de 100 casos de "inversiones de terreno a gran escala". En general, no demostraron ningún tipo de efecto positivo para las comunidades locales, sino lo contrario, en muchos casos, se desahucia a la gente y se les arroja a la pobreza.
En el llamamiento de Dakar, entregado al Gobierno francés que preside el G20, las organizaciones de la sociedad civil urgen a los gobiernos a poner fin a los acaparamientos de tierras y a devolver a las comunidades las tierras robadas. El G20 favorece el acaparamiento de tierras mediante su apoyo a la Inversión Agrícola Responsable (RAI, por sus siglas en inglés).
Las organizaciones instan al Comité de las Naciones Unidas de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) a rechazar los principios dirigidos por el Banco Mundial relativos a la Inversión Agrícola Responsable, que son ilegítimos y no pueden aportar equidad al acaparamiento de tierras, así como a desarrollar directrices obligatorias y efectivas sobre la tenencia de tierras que respeten y protejan los derechos de las personas, especialmente el derecho a los alimentos. La CSA debería lanzar un proceso inclusivo sobre qué tipo de inversiones se necesitan para apoyar a las campesinas y los campesinos y los pequeños productores de alimentos.
La petición sostiene que los gobiernos nacionales y las instituciones internacionales deberían garantizar los derechos de las personas a la tierra, en lugar de firmar contratos con grandes inversores privados. Muchos consideran la agricultura familiar sostenible, los modelos de producción agroecológica y unos mercados locales fuertes como la mejor opción para alimentar a las personas y proteger el planeta. Así de simple.