jueves, 25 de agosto de 2011

DIÓCESIS
+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo Auxiliar Diócesis de San Cristóbal de Las Casas


JOVENES CIMENTADOS EN CRISTO


VER
Ha terminado la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid. Algunos informativos dieron demasiado espacio a las manifestaciones contrarias a la visita del Papa, y no resaltaron tanto los lúcidos contenidos de sus mensajes. ¿Eso es informar con objetividad? Esa es una prueba más de la superficialidad en que nos movemos. Muchos se resisten a la luz de la Verdad; tienen ojos y no quieren ver; son inamovibles en sus posturas ideológicas, en sus conveniencias morales (o inmorales), y las fallas de nuestra Iglesia les sirven de pretexto para no aceptar el Evangelio. Como decía Jesús, no cambian ni aunque resucite un muerto.
Por otra parte, alienta la esperanza comprobar nuevamente que cientos de miles de jóvenes tienen hambre de verdad y de amor, y siguen acudiendo con confianza a nuestra Iglesia, a pesar de sus deficiencias. ¿Cuántos aclamaron al Papa, y cuántos lo rechazaron?
JUZGAR
El lema de la Jornada fue: «Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe» (cf. Col 2, 7). De entre la enorme riqueza de las intervenciones de Papa, resalto algunos pasajes:
“Queridos jóvenes, escuchad de verdad las palabras del Señor para que sean en vosotros ‘espíritu y vida’, raíces que alimentan vuestro ser, pautas de conducta que nos asemejen a la persona de Cristo, siendo pobres de espíritu, hambrientos de justicia,
misericordiosos, limpios de corazón, amantes de la paz. Bien sabéis que, cuando no se camina al lado de Cristo, que nos guía, nos dispersamos por otras sendas, como la de nuestros propios impulsos ciegos y egoístas, la de propuestas halagadoras pero interesadas, engañosas y volubles, que dejan el vacío y la frustración tras de sí.
Enraizados en Él, vuestro entusiasmo y alegría, vuestros deseos de ir a más, de llegar a lo más alto, hasta Dios, tienen siempre futuro cierto, porque la vida en plenitud ya se ha aposentado dentro de vuestro ser. Al edificar sobre la roca firme, no solamente vuestra vida será sólida y estable, sino que contribuirá a proyectar la luz de Cristo sobre vuestros coetáneos y sobre toda la humanidad, mostrando una alternativa válida a tantos que se han venido abajo en la vida, porque los fundamentos de su existencia eran inconsistentes. A tantos que se contentan con seguir las corrientes de moda, se cobijan en el interés inmediato, olvidando la justicia verdadera, o se refugian en pareceres propios en vez de buscar la verdad sin adjetivos. Sí, hay muchos que, creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos. Desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias; dar en cada instante un paso al azar, sin rumbo fijo, dejándose llevar por el impulso de cada momento. Estas tentaciones siempre están al acecho. Es importante no sucumbir a ellas, porque, en realidad, conducen a algo tan evanescente como una existencia sin horizontes, una libertad sin Dios.
Queridos amigos: sed prudentes y sabios, edificad vuestras vidas sobre el cimiento firme que es Cristo. Esta sabiduría y prudencia guiará vuestros pasos, nada os hará temblar y en vuestro corazón reinará la paz. Entonces seréis bienaventurados, dichosos, y vuestra alegría contagiará a los demás. Se preguntarán por el secreto de vuestra vida y descubrirán que la roca que sostiene todo el edificio y sobre la que se asienta toda vuestra existencia es la persona misma de Cristo, vuestro amigo, hermano y Señor” (18-VIII-2011).
ACTUAR
Jóvenes: Conozcan a Jesús. Empiecen por leer los evangelios. Vayan a una iglesia donde esté sacramentalmente presente en el Sagrario y platiquen con El lo que les salga del corazón. Hagan la prueba de poner en práctica sus palabras. Pidan consejo a quienes ustedes perciben que tienen experiencia de El. Urjan a sus coordinadores y asesores de pastoral juvenil que les hablen más de El, que les enseñen a hablar con El, que les organicen celebraciones de la Eucaristía y del sacramento de la Reconciliación, que prevean momentos de oración en silencio y en forma comunitaria. No se sentirán defraudados.

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