martes, 13 de septiembre de 2011


Organizaciones simpatizantes y adherentes al EZLN esperan en Chiapas a Sicilia y caravana de la paz



Gabriela Coutiño
San Cristóbal de las Casas, Chis. 12 Sep.- La Caravana de la Paz que encabeza el escritor y poeta Javier Sicilia por el sur de México, será recibida en Chiapas por organizaciones indígenas, campesinas y de la sociedad civil, en su mayoría simpatizantes y adherentes al movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que este lunes se manifestaron en contra de la Ley de Seguridad Nacional. En conferencia de prensa, Laura Santiago, una de las organizadoras dijo que si bien comprensiblemente la atención ciudadana está puesta en la guerra contra el crimen organizado y sus devastadores efectos, que se resienten de manera particular, pero no exclusiva, en los estados del norte del país, «queremos recordar que en Chiapas vivimos una guerra de graves y profundas consecuencias desde hace por lo menos tres sexenios».
Desde hace tres sexenios indicó, Chiapas resiste una estrategia de contrainsurgencia manifestada en la fuerte ocupación militar de gran parte del territorio, la presencia de grupos paramilitares, represión, criminalización de la protesta social y de los derechos humanos.
A partir del levantamiento zapatista, en 1994, decenas de miles de soldados y marinos se han instalado en el territorio chiapaneco, a los que habría que agregar los que han llegado recientemente para reforzar la seguridad en la frontera sur, manifestó la activista.
Santiago señaló que la guerra de contrainsurgencia en Chiapas, «tiene por objeto el despojo y la apropiación del territorio de los pueblos indígenas para su explotación a favor de intereses trasnacionales, lo que tiene como consecuencia la depredación y destrucción de los bienes naturales, la riqueza cultural y el tejido social de los pueblos originarios.
»Aquí hablamos de los megaproyectos mal llamados ecoturísticos, de las concesiones mineras, la construcción de presas, el saqueo de la biodiversidad, o los proyectos de reconversión productiva, entre otras manifestaciones», dijo.
La activista aseguró que en Chiapas, se empezó a vivir las primeras fases de la guerra contra el crimen organizado, a consecuencia de la sumisión del gobierno mexicano a los deseos de Estados Unidos que desde el mes de abril, por boca del jefe del Comando Norte de dicho país, advirtió que México pronto tendría que abrir en su frontera sur otro frente en su lucha contra el crimen organizado.
»No podemos pasar por alto que las condiciones de violencia que se viven en México han alcanzado a Guatemala y a otros países centroamericanos, situación que se ha dado en gran medida por el hecho de que en Chiapas, y principalmente en la región fronteriza, existen condiciones de gran violencia que han sido reiteradamente ocultas e invisibilizadas».
En el sur, agregó Laura Santiago, compartimos con la frontera norte el secuestro, la desaparición de migrantes, las ejecuciones y el asesinato de mujeres, entre otros flagelos que permanecen en la más absoluta impunidad.
No hay que olvidar que por la frontera de Chiapas pasa todo: migrantes, drogas, armas y todo tipo de tráfico ilegal, dijo.
Las llegada de la Caravana de la paz a Chiapas, significa para las organizaciones civiles la oportunidad de encontrarse como pueblos, comunidades y personas, para compartir experiencias en relación con la situación de violencia y muerte provocada por la guerra emprendida por el Gobierno encabezado por Felipe Calderón con el pretexto del combate al crimen organizado.
»Desde Chiapas queremos pedir, junto con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, el fin no sólo de la guerra contra el narcotráfico sino de todas las guerras que padecemos en nuestro estado y en todo el territorio nacional», señalaron en un manifiesto. Para las Ongs la actual estrategia bélica contra el crimen organizado lejos de ser una solución al problema de la violencia, abona a su recrudecimiento y ha precipitado al país a una situación de emergencia, que demanda de nosotros como sociedad civil un esfuerzo urgente de articulación y diálogo en la búsqueda de una paz con justicia y dignidad.
»Desde aquí, nos manifestamos enérgicamente en contra de la aprobación de la ley de seguridad nacional y de la continuación de una estrategia basada exclusivamente en un enfoque militarista. La salida a la emergencia nacional no está en ampliar las atribuciones del ejército sino en atender las demandas sociales, garantizar el respeto a los derechos humanos y reconstruir el tejido social», apuntaron.

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