viernes, 1 de noviembre de 2013

PATISHTÁN, LIBRE TRAS 13 AÑOS EN LA CÁRCEL
*Soy inocente ante los ojos de Dios y de mí mismo, recalcó
*»Me están dando la libertad no por el delito, sino por las grandes violaciones que se vieron y manipularon todo mi proceso», dijo el profesor tzotzil, quien fue liberado hoy
*Alberto Patishtán, el profesor tzotzil que permaneció 13 años en prisión, ofreció una conferencia de prensa tras ser liberado este jueves


México, D.F., 31 OCT.-A pesar de los 13 años de encarcelamiento injusto, como en las fábulas, el caso de Alberto Patishtán Gómez tuvo un final feliz que celebró junto con su familia luego de obtener su libertad, sus amigos y compañeros, tras recibir oficialmente el indulto que le otorgó este jueves el presidente Enrique Peña Nieto.
Alberto Patishtán, un profesor indígena cuya condena a 60 años de prisión su presunta participación en una masacre de policías y de un proceso irregular le valió el indulto presidencial y lo convirtió en símbolo del trato discriminatorio a los de su raza.
En conferencia de prensa que ofreció en la Casa de la Solidaridad, ubicada en la colonia del Valle de la capital del país, Patishtán clamó »yo soy inocente ante los ojos de Dios y de mí mismo».
El profesor Alberto Patishtán llegó al recinto acompañado de sus familiares y abogados y ahí fue recibido por un amplio comité de prensa, diversas ONG nacionales y extranjeras que abogan por los derechos humanos e incluso por personalidades eclesiásticas y artísticas.
Antes, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, había determinado otorgar el indulto al profesor Alberto Patishtán Gómez y notificarle su libertad inmediata, manifestó el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien reconoció violaciones graves a derechos humanos.
Luego de recibir el documento que le notificaba ser beneficiario de dicha herramienta, el indígena tzotzil salió a las 2:53 de la tarde de la clínica en donde se encontraba, ubicada al sur de la ciudad.
En conferencia de prensa ofrecida en la Casa de la Solidaridad, Patishtán se dijo ser una persona que no sólo oye, sino que también escucha, y que, aunque está perdiendo la vista todavía es capaz de ver a través del corazón.
Ahí reveló la triste realidad en que sobreviven el olvido y la marginación los pobres y los indígenas en las cárceles del país, quienes sufren a manos de quienes detentan el poder.
Fue por ello, dijo, que sin ser sacerdote, psicólogo, médico o abogado, tuvo que desempeñar todos esos papeles para aconsejar sus compañeros dentro de la prisión.
Patishtán al responder qué hará después de que recupere la libertad, manifestó que en este momento su prioridad es recuperar su salud (debido al tumor en el cerebro, del cual se le está tratando), y dijo no guardar rencor por el proceso injusto al que fue sometido.
Lo que sigue para mí es estar con mis hijos, ya después Dios iluminará mi pensamiento, dijo ante la insistencia a los cuestionamientos respecto a que si va a exigir o no la reparación del daño.
Con respecto a su estado de salud, el luchador social informó que está perdiendo la vista y que está siendo sometido a una radiocirugía para combatir el adenoma en la hipófisis que se le detectó hace más de un año.
Como único mensaje a Peña Nieto, Alberto Patishtán dijo: “como autoridades, que sigan haciendo el bien”.
Alberto Patishtán luego de purgar 13 años de cárcel en el penal de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, recibió este jueves su orden de liberación en una residencia hospitalaria de la Ciudad de México, adonde había sido trasladado a principios de mes por un tumor en el cerebro.
El profesor de 42 años y de etnia tzotzil fue detenido en 2000 tras la muerte de siete policías en una emboscada de hombres armados en el municipio de El Bosque, zona indígena de Los Altos de Chiapas, en una trama de enfrentamientos entre simpatizantes y detractores de la guerrilla del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Ese mismo año fue condenado a 60 años de prisión por homicidio pese a que su defensa y grupos civiles alertaron que en el juicio no se tuvieron en cuenta pruebas que demostraban su inocencia, incluidos varios testimonios que aseguran que no estuvo en el lugar de la masacre.

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